Shadamy 153

Shadamy 153
Del odio al amor hay un solo paso.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Capitulo 7

Amy:
Mi compañera de celda se sentó justo a mi lado y me observó con...¿avidez? Rezaba para que Matt llegara cuanto antes. Ya le había llamado y me había dicho que no tardaría. La verdad es que parecía bastante tranquilo, como si ya supiera lo que había ocurrido. Al niñato chulo se lo habían llevado a otra celda, así que no sabía si había hecho su llamada ni si le dejarían salir pronto. Esperaba que no, y que se pudriera allí dentro.
 Aquella gata tan desagradable comenzó a invadir mi espacio personal abalanzándose sobre mí lentamente.
- ¿No sería mejor que habláramos un rato? Tú y yo podríamos ser amigas.
No, no seríamos amigas nunca.
 Su boca dibujo algo parecido a una sonrisa. De repente, estampó su nariz en mi mejilla e inhaló mi aroma ruidosamente. Me quedé quieta, con los ojos como platos y sin saber qué hacer.

- Amy Rose - llamó justo en ese momento el policía que respondía al nombre de Jorge. Me levanté ipso facto y me lancé a los barrotes entre los que ya veía la tranquilizadora figura de Matt. - ¡Gracias al cielo!- exclamé antes de que la puerta se abriera-. Quita de en medio.- Empujé al policía que me franqueaba la puerta y me tiré al cuello de Matt. Sus brazos me rodearon suavemente, apretándome contra su cuerpo. Su calor me calmó...pero solo unos segundos. Cuando volví en mí, me aparté de él y comencé a despotricar. - Mi primera noche en Mobius y acabo aquí por culpa de un capullo que está loco. Créeme Matt, temí por mi vida. Deberían encerrarlo en un manicomio. Comenzó a pegarse con otro tío y me aplastaron. Y unos minutos antes nos estrellamos contra un muro. ¡Mira mi ropa! Extrañamente, Matt parecía divertido. Me cogió de los hombros y me obligó a mirarle. - Cálmate, Amy, mi amor. No hay de qué preocuparse. - ¿Que no hay de que preocuparse? ¡Mi padre me matará! - Ángel cree que duermes en casa de Ana. Ya está todo listo, ella te espera en su casa. Volví a abrazarle. - Eres mi ángel. En ese monento, la reclusa estiró el brazo, cogió un mechón de mi cabello y comenzó a olisquearlo entre los barrotes. Jorge la alejó y a Matt se le dibujó una sonrisa al ver mi cara de terror. - Quieta Rosa - dijo el policía. - Sácame de aquí ahora mismo - murmuré con voz ahogada. Tengo que quedarme, fuera te espera un coche que te llevará a casa de los White. Me besó en la frente y me alejé de él a toda prisa sintiendo cómo su mano se separaba de la mía cuando nuestros brazos ya no podían estirarse más.

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