Shadamy 153

Shadamy 153
Del odio al amor hay un solo paso.

martes, 17 de julio de 2012

Capitulo 3

Amy

Suspiré y retoqué el maquillaje de mis ojos con un dedo mientras Matt detenía el coche en doble fila. Me miró sonriente.
- Deja de retocarte, ya sabes que estás estupenda. Estarlo más sería un delito.
Le miré resoplando. Aquellos cumplidos no podía hacermelos una persona con las características de Matt. Terminaría enamorándome de él.
- ¿Por qué no dejas a mi hermana y te vienes conmigo?- le supliqué.
Soltó una carcajada echando la cabeza hacia atrás. Era increíble lo mucho que se parecía a Leonardo DiCaprio. La única diferencia era que Matt era un poco más varonil y tiene el pelo más corto.
- Lo he pensado, en serio. Pero la diferencia de edad...
- Solo tienes veintisiete años, Matt.
- Bien, entonces  escapémonos. Ahora mismo.- Se inclinó hacia delante y me besó en la mejilla-. Que lo pases bien, y sé buena con los muchachos.
- No lo creo.- Salí del vehículo al momento que descubría a un grupo de tres tipos mirándome fijamente.
Eran de mi edad y parecían el típico grupo de hippies que se pasan el día fumando maría y bebiendo té con algún que otro aditivo extra.
Decidí divertirme un poco. Ceré la puerta del coche y  apoyé los codos en ella mientras insinuaba mis piernas. Matt sacudió la cabeza.
- No seas mala- sonrió.
Solté una carcajada mientras agitaba el pelo. La imagen quedó más imponente gracias a una débil ráfaga de viento.
- Será mejor que me marche.
- Sí. Si necesitas algo, llámame- me dijo Matt.
- De acuerdo, te quiero.
- Yo también.
Matt se marchó cuando mi móvil comenzo a sonar. Abrí mi bolso aprisa y encontré el nombre de Ana parpadeando en la pantalla. Descolgué acelerada.
- Si te dijera que eres la tía más guapa de todo Mobius y que me muero de envidia por ese cuerpazo que tienes, ¿me creerías?- Su voz sonó jovial, como siempre.
- Sabes que sí- repuse utilizando un tono bastante narcisista.
Los chicos seguían observándome.
- ¡Bien! ¡Sigues siendo la misma creída de siempre!- La escuché detrás de mi.
No me dio tiempo ni a reaccionar porque ya la tenía presionando mi cuerpo con fuerza. Comenó a gritar mi nombre y a dar saltos. Varias personas nos miraron sorprendidas, pero no era de extrañar, parecíamos dos histéricas sin pudor alguno.
- ¡Amy!- volvió a gritar aferrándose a mi cuello.
- ¡Ana!- La abracé, y volví a oler aquel aroma fresco a mar y jazmín.
- Joder, la espera se me ha hecho eterna. ¿ Tú sabes lo que me has hecho pasar?
- No hace falta que me lo jures. No veía la hora de verte.
Percibí un extraño cambio de apariencia en ella. Tenía el cabello igual de largo, pero no era eso. Se había retocado el flequillo, lo tenía hacia un lado y ligeramente sobre los ojos. Lo que hacía resaltar sus ojos color mar.
- ¿Qué te has hecho en el pelo?- pregunté después de examinarla.
Ella se hechó a reír reclinando la cabeza hacia atrás.
- ¿No te gusta?
- Te queda genial.
- Quería cambiar de imagen, y Lois e Irene me lo aconsejaron.
- Estás preciosa. Por cierto, ¿Lois e Irene?
- Sí, nos están esperando en el Giordana`s. Tengo muchas ganas de que los conozcas.
No me di cuenta de que habíamos empezado a caminar y ya estábamos atravesando la plaza. Me explicó un montón de cosas en los pocos minuntos que tardamos en llegar a la cafetería. No dejaba de parlotear sobre todos los amigos que había hecho, los chicos que había conquistado, sobre los problemas con su padre y su nueva novia... Aunque este tema quiso tocarlo bien poco.
- Bien, este es el Giordana`s, está  genial. Seguro que te gusta- me aseguró Ana en la puerta del local.
El abiente era de los 80. Suelo de cuadros negros y blancos; barra blanca iluminada, con los bordes redondos y dispensadores de helado de la época; paredes rojas y sillas foradas de cuero. Daba la impresión de estar en la película  Regreso al futuro. Me fascinó. Del hilo musical susrgía Edge of seventeen de Stevie Nicks y no pude evitar canarlal por lo bajo.
Ana me miró y sonrió sorpendida.
- Me gusta esta canción- casi sonó a excusa pero sonreí.
- ¿ Por qué no le metes algo de swing mientras caminas?
- Sabes que lo haré.
Aunque en el local había gente, no me corté un pelo a la hora de caminar al ritmo de la melodía. De la mesa del final se levantó un muchacho delgado que vino a mi encuentro, bailando. Ana soltó una carcajada y supe que se trataba de Lois. Iba bien peripuesto. Llevaba el flequillo hacia un lado y ls púas engominadas hacia atrás. Sus labios brillaban exrañamente,sesguramente se había puesto brillo labial.
- ¡Amy!- clamó aquel chico con una voz estridente.- ¡Uau chica! ¡Eres más guapa que en las fotos! Y créeme, eso es muy dificil, encanto- añadió tocando cada curva de mi cara como si fuese un ciego reconociendo a una persona-. Muy dificil, ¿has pensado en ser modelo?
- Gracias, pero no. No me va ese rollo.
- Ella es más de números- añadió Ana, sonriente-. Concretamente, de ciencias. Quiere estudiar Bioquímica clínica.
- Vaya, nena, con la de carreras que hay en medicina escoges la más fácil- dijo irónica una eriza de pelaje castaño. Ella debía de ser Irene.
- ¡Dios, qué lástima! Podría hacer una gran campaña contigo- continuó Lois. Vi enseguida que aquel muchacho no dejaría de hablar- ¡Y que ojos! ¿Son lentillas?
- No...- Sonreí mientras Lois escudriñaba mis ojos.
- Jamás había visto un verde tan bonito... como si fueran esmeraldas...
- Poca gente tiene ese color...- añadió Ana.
La escena no podía ser más peculiar: la chica que parecía ser Irene y yo observábamos como Lois y Ana conversaban sobre mis ojos.
- Muy poca- prosiguió Lois.
- Aunque sé de alguien....
- ¿Quién?
- Shadow...- contestó Ana.
- ¿Qué Shadow?
- Nuestro Shadow. Shadow Black. Aunque él los tiene rojos.
Aquello fue una sorpresa para mí. No esperaba que el hijo pequeño de Midnight Black entrara en nuestra conversación; mejor dicho, en su conversación.
- ¡Oh, sí! Shadow Black. Está tan...- Lois levantó los brazos soñando con sabe Dios que fantasías.
- Bueno, ya basta...- interrumpió Irene, pestañeando.- Yo soy Irene y si te estás preguntando si Lois es así siempre, la verdad es que sí- me dijo mientras me daba un beso-. Encantada de conocerte al fin.
- Ten cuidado, Amy. Irene proviene de los vampiros- dijo Lois, bromeando con ella.
- ¡Cállate!- Le propinó un empujón.
Irene tenía el pelaje castaño claro, su flequillo dejó entrever unos ojos aguamarina que me deslumbraron. Vestía con ropa muy urbana y oscura, que hacía resaltar sus ojos.Se le notaba una personalidad fuerte y resolutiva, con seguridad en sí misma... , sin duda una anomalía entre los adolescentes. Su tono de voz, tan cálido, me tranquilizaba.
- Bueno, Amy, ¿has probado los helados del Giordana`s?- preguntó Irene rodeando mis hombros con uno de sus brazos.
- Esperaba hacerlo ahora mismo.